Los propietarios querían darle un nuevo aire al patio urbano de su casa y convertir este espacio alargado y monótono en un lugar divertido y funcional para ellos y sus hijos. Para lograrlo decidimos crear tres ambientes intercomunicados pero bien diferenciados: una zona de estar adherida al porche, que acerca el patio a la vivienda, en la que integramos una fuente existente y un sendero sinuoso de gravilla que lleva hasta una zona de césped artificial, despejada y siempre seca, ideal para los juegos de los niños. Y al fondo, separado por una celosía, un rincón de lectura y relajación; un lugar fresco y apartado, con paredes cubiertas de enredadera, el suelo empedrado, de juntas verdes, sembradas de Dichondra y bancos de madera.
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